En administración de empresas, la microgestión es un estilo de gestión de equipos mediante el cual un gerente observa y controla de cerca el trabajo de sus empleados, prestando excesiva atención a detalles menores.
En una organización este tipo de gestión puede considerarse malo, pero también es muy positivo en casos puntuales, como por ejemplo, en el periodo de inducción de un nuevo empleado, aquel que, por más mayoría de edad que tenga, todavía es inmaduro en la empresa.
Aplicar microgestión en el hogar puede beneficiarnos al cuidar el entorno de manera tal que logremos ayudar a nuestros perros a sentirse más seguros y acompañados, controlando de cerca sus reacciones al entorno. Te contamos algunas opciones que podés lograr en casa antes de que empiece el mundial de fútbol (sí, en tan solo 12 horas).
La guarida perfecta
La guarida es un lugar oscuro, reparado de corrientes de aire y de sonidos, ubicado en un lugar seguro de la casa. Muchos perros eligen el baño, ya que suele estar más aislado que el resto de la casa (las cañerías juegan un papel importantísimo en la aislación sonora), otros suelen esconderse en los armarios (las telas también aíslan un montón). Tu perro va a decidir dónde va a estar su guarida, así que si todavía no tenés identificado este espacio, podés aprovechar para organizar todos los elementos para microgestionar el espacio. Mañana, en el entretiempo, solo restará acondicionar el espacio para que sea cómodo y lo más aislado posible, teniendo en cuenta lo siguiente:
Acceso: la guarida suele tener forma de cueva, así que tener una puerta que no quede permanentemente cerrada es fundamental, ya que tu perro puede querer cambiar de guarida si no se siente 100% seguro ahí.
Comodidad y texturas: llevar su colchoncito preferido a la guarida puede ayudarlo a asociar el lugar con su lugar de descanso. Si tu perro tiende a «hacer nido» (rascar su colchón para mover el relleno y hacerlo más mullido), podés agregarle una manta o dos encima del colchón. Las telas pesadas son aislantes sonoros: podés usarlas para taparlo y así reducir los decibeles de tus gritos al momento del gol.
Iluminación: las guaridas son oscuras. Si podés bajar las persianas de la habitación elegida, poner una tela oscura en los baños o incluso poner una manta sobre la guarida para que le entre menos luz, mejor.
Olores: si tenés un humidificador por ahí, buscá ambientar la casa con aromas a incienso o jazmín* para ayudar a tu perro a procesar sus miedos. No es recomendable inundar el espacio con olores, podés poner el humidificador en otro ambiente y ver si le interesa permanecer ahí antes de incorporarlo al espacio elegido como guarida.
*Para más info sobre esto, investigá zoofarmacognosis aplicada a perros.
Sonidos: si vas a gritar como loco/a, mejor aplacar un poco tu euforia incorporando un sonido blanco que genere una barrera. No vamos a ahondar en decibeles ni parlantes en este posteo, usá el que tengas, con sonido medio y buscate una pista en tu plataforma de audio predilecta (Youtube y Spotify tienen pistas largas). La función del sonido blanco es generar una barrera, no tapar del todo, así que no inundes la habitación elegida por tu perro con un volumen super alto porque vas a generar incomodidad.
Otras actividades: masticar, lamer, desgarrar y roer son actividades calmantes para tu perro. Si podés ofrecerle antes del partido un hueso recreativo o algún juguete con el cual pueda practicar alguan de estas actividades, seguramente te lo super agradezca. Los trabajos de olfato también son super relajantes, aplicá la info que te pasamos sobre enriquecimiento ambiental en las entradas anteriores. Eso sí, ojo con los paseos: siempre está el humano desubicado que empieza con el ruido y los petardos antes del partido, así que si salen a caminar bien tempranito, doble correa, collar y pretal para mayor seguridad.
Si llegaste acá buscando info en la web, te invito a que me sigas en las redes, vas a encontrar un detalle de cómo le armé su guarida a mi perra Bambina.
La microgestión del entorno nos sirve para controlar al máximo todo aquello que podemos controlar. No subestimemos las capacidades de los otros de hacer más ruido, gritar más fuerte o tirar más petardos. Tu perro, adentro de tu casa, estará mucho más seguro que solo en el jardín, donde puede querer escapar y salir lastimado en el intento.