Es normal que, cuando dos perros se conocen, una de las primeras cosas que hagan sea ponerse a jugar. Esta postura, la reverencia (o play-bow, en inglés) es uno de los primeros movimientos que realizan.
Hasta hace algunos años, se entendía a este movimiento como una meta-comunicación (todas las señales y proposiciones intercambiadas en el acto comunicativo) que informaba al otro perro algo así como “voy a iniciar una serie de movimientos que tal vez sean bruscos, pero los hago a modo de juego, ok?”. Sin embargo, una vez más esta tecnociencia nos abre la cabeza, esta vez a través de un estudio que inició en 2016 nos ofrece un poco más de luz sobre esta postura.
Te contamos un poco qué han descubierto hasta ahora los científicos Byosiere, Grossman y Smuts:
- La reverencia no es una meta-comunicación, como se pensaba hasta ahora. Esto tiene relación con la idea original de informar a otro perro que se iniciaría el juego, la cual fue desarrollada en 1995 por Bekoff, quien realizó un análisis en un conjunto de cachorros que tendían a ser más bruscos luego del play-bow. Pues, resulta que en adultos esa brusquedad no se da, razón por la cual no consideran que se trate de una meta-comunicación.
- La reverencia es una señal visual: por la forma, el momento de uso y los estímulos previos, identifican que esta postura se hace cuando el otro perro está prestando atención. De hecho, en varios de los casos analizados, los perros que no eran vistos por su compañero de juegos labraban antes o durante la reverencia para llamar su atención.
- La reverencia sirve para sincronizar a los jugadores: en el estudio se observó un incremento de actividad sincrónica luego del play-bow. La sincronía es muy común en otras especies, como los pájaros, que cantan sincronizadamente, o los bebés humanos, quienes también “cantan” (lloran) en grupos.
- La reverencia se usa para motivar la continuidad del juego: se observó que luego de una pausa los perros realizaban una reverencia para comunicar su intención de seguir jugando.
- La reverencia, tal vez, ayude a tener una ventaja física: parecería que de esta posición, los perros salen con más empuje. En este aspecto, lo que llama la atención es que el perro no hace play-bow cuando necesita acelerar drásticamente su marcha, así que esta hipótesis va a ser más estudiada antes de llegar a conclusiones.
- La reverencia se usa para reiniciar el juego: se observó que los perros se detenían antes de realizar la reverencia y estaban más activos luego de realizar esta posición.
Sabemos mucho de perros, pero todavía tenemos muchísimo más por descubrir. Por lo pronto, sí podemos identificar a una reverencia como algo positivo, una invitación o una continuación al juego, un indicativo de que luego de esta posición, nuestro perro va a salir disparado felizmente hacia algún recorrido (¡ojo con la correa en este punto!) y, también que, si ha hecho el play-bow a otro perro, lo esperable es que ese otro perro persiga al nuestro. Atento lector/a, que esto no es exclusivo de perros, ¿eh? En casa Emma me hace muchas reverencias y, como siempre digo, es imposible que un bípedo le gane una carrera a un predador cuadrúpedo. No obstante, siempre lo intento, al menos para hacerla feliz.