Cuando observamos el lenguaje corporal del perro, el rabo es uno de los puntos de su cuerpo que nos da información respecto de su estado emocional: un perro puede, a través de su rabo, informar cómo se siente respecto de su entorno. En este sentido, no es solo la felicidad la emoción capaz de activar el movimiento del rabo, sino que hay otras emociones que el perro siente y que expresa con todo su cuerpo.
Mover el rabo tiene tantas acepciones que es hasta peligroso asumir que solamente significa felicidad para al perro que lo mueve
Vamos al extremo contrario: un perro que tiene el rabo quieto, entre las patas está asustado, ¿verdad? Este extremo es más fácil de interpretar, porque un perro con miedo exhibe un lenguaje corporal como de “hacerse un bollito”, digamos. Esto no es del todo cierto (me refiero a la respuesta ante un entorno atemorizante), pero la parte del rabo creo que se entiende: la ubicación del rabo nos dice algunas cosas, la intensidad con la cual mueve el rabo, la dirección e incluso la porción de rabo que mueve.
De la misma forma que, cuando nosotros estamos enojados, a veces nos dan ganas de “romper todo”, cuando los perros se enojan, se ven amenazados o se sienten felices, necesitan expresar esas emociones: esto lo podemos ver en todo su lenguaje corporal, en el conjunto de expresiones que forma con el rabo, con su musculatura, con sus ojos, orejas, etc.. Siempre que una emoción sea activante, verán que el rabo se mueve de un modo u otro, indistintamente de si esa emoción es felicidad, enojo, ira o frustración, por ejemplo.
Pensemos al rabo como un emisor de emociones: si se mueve lentamente, la emoción es de baja intensidad, en cambio, si se mueve de forma muy enérgica, nos indicará que la emoción es de muy alta intensidad.
Este apartado sobre lenguaje canino merece una publicación especial (que viene pronto, así que ¡a estar atentos!), sin embargo sí me parece importante recalcar dos cosas que me rondan la cabeza respecto de este tema:
- El movimiento del rabo del perro se lee en un todo: un perro puede estar muy feliz o muy enojado y aún así se puede observar en estos dos estados un movimiento de rabo. El hecho de que mueva el rabo no justifica un acercamiento, ya que hay conductas que muchas veces bloqueamos (el gruñido es un excelente, aunque lamentable ejemplo) y es posible que ese perro realmente no esté buscando nuestras caricias.
- Independientemente del largo del rabo, el perro va a seguir intentando emitir las señales que su cuerpo le pide que emita: el lenguaje canino es una condición de la especie y ayuda a mantener la comunicación entre los miembros de un mismo grupo social. ¡Salvo casos estríctamente médicos, no le amputes el rabo a tu perro! Tu perro necesita su rabo para comunicarse con sus pares y con nosotros.
Ahora que sabés que tu perro mueve la cola para expresar felicidad, sí, pero también para expresar otras miles de emociones que lo movilizan, lo activan, aprovechá un ratito y observalo, disfrutá de y con él, animate a entenderlo sanamente, de la forma en la cual él nos entiende a nosotros.