Siempre que escribimos en nuestras redes sociales usamos el plural, aunque la realidad es que, quien suscribe siempre es Laura, la educadora canina detrás de todo esto. Se preguntarán, entonces, ¿por qué uso yo, Laura, este rasgo gramatical? Bueno, es que, resulta que, no llegué sola a este nivel de formación ni a tener la seguridad suficiente como para empezar a enseñar, sino que tuve varios maestros.
Mi primer maestro fue Renzo, allá por el 2009: reactivo, grandote, posesivo de su comida y juguetes, con mechones de pelo que llegan a los 25cm, él era todo lo contrario a mi primer perro, a quien había perdido de viejito hacía menos de un año. Con Renzo consultamos a un etólogo que nos sugirió una de sus madrinas; el Dr. me recomendó que le compre un collar de ahorque y me dijo que la forma de corregir sus tirones en la calle era, básicamente, ahorcarlo.
La verdad que no me cerraba la cosa y me puse a buscar nuevas formas de educarlo para que ambos nos sintiéramos bien. En ese momento no sabía bien lo que hacía, simplemente actuaba de forma instintiva. Renzo me enseñó a entender a los perros, a observarlos y a responder adecuadamente, escuchando sus necesidades y respetando sus decisiones también.
Aunque tenía bastantes dudas, una navidad se me ocurrió la loca idea de transitar en la ONG Adopta un Galgo en Argentina, donde conocí a sus colaboradoras educadoras caninas y la metodología que practico, la Cognitivo Emocional. Otra de las herencias de la ONG fue Bambina, una Galguita que lloré cada vez que me llegaba el mensaje de posible adopción… y no, no soy una transitante floja: aunque tengo dos primeros premios del club de los tránsitos fallidos, he perdido la carrera en otras 15 ó 20 oportunidades, colaborando con el ciclo de adopciones exitosas (fuera de mi hogar). De hecho, la variable presente en mis tránsitos fallidos es mi marido, Ignacio, a quien conocí junto con Coco, el último miembro del grupo de originals y el principal motivador de la adopción de Bambina. Coco es el perro más empático y propioceptivo que conozco: él jugaba con Bambina midiendo sus movimientos al máximo, ya que ella llegó a casa casi sin poder mover sus patitas traseras a raíz de una parasitosis alojada en su columna. Coco también es el perro más impulsivo y ansioso del mundo. Esto, sumado a todo lo que había estudiado sobre el Cognitivo Emocional me dieron pie a realizar mi primer seminario con EDUCAN llamado El Perro Valiente, no tiene ansiedad. Si bien hice otros cursos, es verdad que eso que hashtaguean de que nada se parece a la educación ofrecida por esta empresa es muy certero, porque su metodología abarca el análisis del perro de forma holística y no solamente enfocándose sobre la conducta a modificar: si un perro tiene miedo, es necesario saber a qué le teme y cómo ayuarlo a enfrentar esos miedos, no mandarlo a sentarse, que es algo que no resuelve en absoluto su problema